Entrevista a Marta González de Vega en Diario de Avisos

lunes 29 julio 2019

[REPRODUCIMOS A CONTINUACIÓN LA ENTREVISTA ORIGINAL COMPLETA, QUE PUEDE ENCONTRARSE EN LA EDICIÓN DE 29 DE JULIO DE 2019 DE ‘DIARIO DE AVISOS’]

Marta González de Vega: «Me hace mucha ilusión que la prota femenina y la guionista seamos tinerfeñas»

La tinerfeña estrena este fin de semana la película ‘Padre no hay más que uno’, que escribió junto a su protagonista masculino, Santiago Segura, y donde también actúa.

Marta González de Vega (Santa Cruz de Tenerife) cogió un día su maleta, tras licenciarse en Derecho, y se fue a Madrid para lograr su sueño: ser actriz y guionista. Lo logró. Se estrenó como guionista en El club de la comedia -“fue fruto de la osadía de llamar a la productora y preguntar “¿necesitan guionistas?”- y esta semana estrena la película Padre no hay más que uno, que escribió junto a su protagonista masculino, Santiago Segura, y donde también actúa. El éxito no acaba ahí. En octubre estrenará la cuarta temporada de su espectáculo De Caperucita a loba en solo seis tíos en el Teatro Fígaro.

-Háblanos de Padre no hay más que uno. ¿Cuál fue la idea germen del guion? ¿Cómo surgió el proyecto?

“Padre no hay más que uno es una comedia familiar para todos los públicos, en el sentido más literal posible. Los padres se sentirán identificados, los niños se sentirán protagonistas y los adultos no padres se sentirán aliviados (risas). Todo el mundo saldrá más feliz. Santiago tenía la ilusión de hacer una comedia familiar, especialmente motivado por la posibilidad de protagonizarla junto a sus propias hijas, como así ha sido. Y Sony Pictures le propuso que escribiéramos nuestro propio guion basado en la idea de un padre que se queda solo con los niños mientras la madre está fuera. Escribir este guion a partir de esa premisa ha implicado, además de poner en marcha la imaginación, hacer una profusa investigación -escudriñando la vida de familiares y amigos, incluida la del propio Santiago, claro- que ha resultado divertidísima y entrañable. Uno de los mayores retos a la hora de escribir el guion ha sido el de decidir crear nada menos que cinco niños diferentes -entre los 4 y los 12 años- y conseguir pensar como lo harían ellos, construyendo una personalidad distinta para cada uno, con sus propias ocurrencias -que no podría tener ningún otro-, e incluso sus propias minitramas y conflictos”.

-El guion está firmado por ti y por Santiago Segura. ¿Cómo fue trabajar mano a mano con él?

“Trabajar con Santiago es maravilloso, porque te demuestra una confianza absoluta y da total libertad creativa. Y eso tiene mucho mérito por su parte, porque cuando se tiene tantísimo talento creativo como tiene él, que es genial, es muy difícil confiar en cualquier otro como en ti mismo. Eso es lo que he sentido escribiendo este guion: un gran respeto mutuo y una complicidad en la forma de entender el humor muy difícil de encontrar”.

-La película es una comedia, pero ¿tiene un mensaje más profundo? ¿Qué querían contar con esta historia?

“En realidad el pero de la pregunta yo lo sustituiría por un y, porque creo que la comedia no solo no está reñida con la profundidad, sino que es el método más efectivo para transmitir precisamente las cosas más serias. El arma más eficaz y más punzante para hacerlo. Y en este sentido, esta peli habla de muchas cosas fundamentales, como el amor, la empatía, la tolerancia… siempre desde la risa y con un punto sarcástico, para evitar caer en la sensiblería. Pero además de las cosas más evidentes de las que habla esta peli, hay otras más sutiles salpicadas en el guion y que el público que ya la ha visto ha captado y nos ha comentado, lo cual me ha hecho mucha ilusión”.

-Además de escribir el guion, interpretas un papel. ¿Qué tal ha sido la experiencia?

“Fantástica. Desde que comencé mi carrera he compatibilizado mi doble vocación de guionista y actriz y ha sido muy bonito. En la peli soy una madre del cole un poco bruja, y me he divertido mucho siéndolo (risas). Además, ha sido genial ser mamá en la ficción y me han tocado unos hijos preciosos, Cloe Ruiz Grau y Ethan Pawn”.

-En la película también está otra tinerfeña, Toni Acosta. ¿Los canarios aportamos algo diferente al humor nacional? ¿Cómo ves, desde Madrid, la cultura en Canarias?

“No es que también esté, ¡es que es la protagonista femenina! Me hace mucha ilusión poder decir que la prota femenina y la guionista de esta peli somos tinerfeñas. Santiago sabe elegir (risas). Toni es la madre de los niños, la que abandona a Santiago a su suerte, y está fantástica en la película. Toni y yo hemos ido coincidiendo desde los inicios de nuestras carrera. Ya hace años trabajamos juntas en la obra 5mujeres.com, y el año pasado en la película Sin rodeos, también dirigida por Santiago. Ha sido muy bonita esa coincidencia, que no ha tenido nada que ver con que seamos canarias las dos, obviamente, pero que siempre te produce una ilusión especial. En cuanto al humor canario actual, me parece que tiene un nivelón. Hay un montón de cómicos con sello propio y muy canario, que además colaboran continuamente los unos con los otros, logrando con ello crear un cuño propio que me recuerda al efecto que logró el fenómeno Muchachada Nui con el humor manchego. Me declaro fan de cómicos como Aarón Gómez, Darío López, de Palante Producciones, de El Supositorio, Abubukaka, Carmen Cabeza, Kike Pérez, Víctor Lemes y, cómo no, del gran patriarca, Manolo Vieira. Seguro que se me escapa alguno, pero solo que pueda dar tantos nombres a bote pronto de gente que me gusta tanto ya te responde a la pregunta (risas)”.

Santiago Segura y Marta en la fiesta del estreno. | MGV

-Vuelves este año con la 4ª temporada de De Caperucita a loba en solo seis tíos. ¿Qué lectura sacas de este éxito? ¿Cuál crees que es el gancho del espectáculo para que la gente repita?

“Sí, a partir del 5 de octubre, ¡cuarta temporada en el Teatro Fígaro! Y no puedo estar más feliz. Cuando estrené me conformaba con aguantar dos meses en cartel. Un espectáculo unipersonal protagonizado por una actriz desconocida para el gran público -puesto que al ser guionista he pasado mucho más tiempo delante del ordenador que delante de la cámara-, parecía una misión suicida (risas). Pero este anonimato me dio la oportunidad de sentir que la obra lograba conectar con el público por sí misma y esa experiencia está siendo maravillosa. Así que mi lectura es que hay que atreverse a ofrecer lo que uno lleva dentro y confiar en que la gente conectará con ello. Cuando esa magia se produce, no hay nada comparable. No puedo sentir más agradecimiento por cada persona que ha ido a verla, que ha repetido, y que la ha recomendado, porque ni en mis mejores sueños hubiera esperado esta acogida. Por cierto, aprovecho para decir que estaré en la Semana Grande de Bilbao, en el teatro Euskalduna, del 22 de agosto al 1 de septiembre, por si a alguien le pilla por allí”.

-¿Qué prefieres: actriz o guionista?

“Te lo diré de una forma que me parece muy gráfica. Podríamos decir que para mí interpretar es como hacer el amor, y el proceso de escribir es… como enamorarse. Y cualquiera que haya hecho las dos cosas puede reflexionar sobre lo que implica cada una (risas). El placer de la interpretación me resulta más inmediato, es como jugar. Para llegar escribiendo a ese mismo lugar de juego tengo que atravesar un proceso que exige más esfuerzo de mí, pero que, una vez atravesado, te abre las puertas de un universo donde el disfrute es exponencial. La parte de trabajo duro es la de llegar hasta allí”.

-Llevas muchísimos años haciendo reír a miles de personas desde las sombras. ¿Crees que el trabajo de los guionistas, y sobre todo, de las guionistas, está valorado por el público en España?

“Creo que el resultado de ese trabajo ha sido siempre muy valorado, pero sin consciencia por parte del público de quién lo realizaba o incluso en qué consistía exactamente. Esto está cambiando en España, entre otras cosas, por la labor del sindicato de guionistas, ALMA, que pelea por dar su lugar al guionista, y que la industria y el público cobren consciencia de que las películas no se escriben solas. Afortunadamente, se valora cada vez más a los creadores que hay detrás de las películas, series o programas. Pero eso está ocurriendo por una labor de visibilización de esos creadores. Y si esa visibilidad hace felices a los guionistas no es por una cuestión de ego personal -que en cualquier caso yo creo que sería legítimo-, sino por lo que implica de reconocer el valor del hecho creativo en sí, que da origen al resto del proceso”.

-Siendo mujer, ¿te has encontrado con más dificultades? ¿Has notado cambios desde que empezaste?

“En mi carrera como guionista siempre he sido tratada con el máximo respeto, y en la mayoría de mis trabajos he sido coordinadora de guion de equipos mayoritariamente masculinos. Jamás se me pasó por la imaginación que tuviera mayor mérito lograrlo siendo mujer, porque eso implicaría ser consciente de un prejuicio de género, que, por absurdo, no se me podía ni pasar por la cabeza. Con el tiempo me di cuenta de que, por aberrante que sea, sí que ha existido y existe cierto prejuicio de género arraigado, sobre todo en el campo del humor y concretamente en el stand up comedy. Es flipante oír cosas como que un programador no programa monologuistas femeninas porque “las chicas no funcionan”, basado en su experiencia con una. A nadie se le ocurriría aplicar esa frase a todo su género si un cómico no le gusta: “Es que los hombres no funcionan en el humor”. Uso mucho esta reflexión para explicar este tema porque me parece que ilustra muy bien este absurdo, que gracias a Dios y muy poco a poco está empezando a desaparecer”.

-¿Qué le recomendarías a alguien que quiera escribir, ser guionista?

“Que escriba (risas). Parece una obviedad, pero no lo es. La suerte que tenemos los guionistas es que no necesitas a nadie más que a ti mismo para escribir. El guion es la base de todo. Cualquier otro profesional del proceso audiovisual necesita que se inicie el proceso para poder mostrar su talento. Y como consejo práctico para entrar en la industria audiovisual, pues lo que hice yo. Mi entrada en El Club de la Comedia, donde empecé mi carrera, fue fruto de la osadía de llamar a la productora y preguntar “¿necesitan guionistas?”. Me pidieron un monólogo de prueba y a la semana siguiente me incorporé al equipo. Escribí en El Club de la Comedia durante seis temporadas, las dos últimas como coordinadora de guion, y fue el mejor trabajo y la mejor escuela que pude tener. A veces nos paralizamos tanto por creer que algo no puede ser tan sencillo, que ni siquiera lo intentamos”.