UNA DE VAMPIRO$

miércoles 18 noviembre 2009

Compañeros del teclado:

El caso de Hernán Migoya, director y guionista de “Soy un pelele”, es algo más habitual en nuestra industria de lo que en ALMA nos gustaría. La única diferencia es que Hernán lo ha denunciado públicamente y está dispuesto a luchar por sus derechos.

En estos tiempos de crisis los afiliados de ALMA cuentan cada vez más que hay “productores” que piden “prestados” proyectos para moverlos sin ofrecer nada a cambio, que compran guiones por 1 euro (literalmente), que pagan un dinero miserable que hay que devolver si no venden la película o que directamente no pagan ni estrenan adecuadamente salvo la copia requerida, para luego intentar cobrar las subvenciones basadas en la taquilla. Este último caso es el que ha experimentado Hernán en su propias carnes.

Las comillas de prestados son evidentes. Las de productores merecen un poco más de explicación. Los que quieren un guión, el que sea, para infraproducir, para no pagar a los técnicos y guionistas, que les dan igual las historias y sólo piensan en cómo aprovecharse del sistema para sangrarlo no son productores. Son esos típicos personajes berlanguianos que nos hacen reír mucho en las películas, pero que en la realidad no tienen maldita la gracia. Es el nefasto pícaro de toda la vida con carné de productor.

Lo malo de este asunto es que estos seres sin escrúpulos, que explotan y mal pagan a los guionistas, que sólo saben del cine que hay un montón de gente capaz de todo por contar su historia y a la que pueden exprimir sin contemplaciones, terminan por sacar de la industria a productores honrados, trabajadores, que empeñan su casa y su vida en un proyecto y que muchas veces terminan en la ruina, mientras los otros expolian el sistema.

Lo bueno es que la forma de distinguirlos es muy sencilla: hay que fijarse en lo que están dispuestos a pagar por un guión. Así de simple. Alguien que no valora el guión y no lo paga como es debido, no es un productor, es un ser cuya finalidad no es hacer una buena película, sino beberse la sangre del guionista, de los técnicos y de los contribuyentes.

La forma de combatirlos está clara. No firmes por debajo de los mínimos del sindicato. Si alguien no respeta tu trabajo lo bastante como para pagarlo dignamente, ¡corre por tu vida! Porque un sueldo miserable será sólo el comienzo de la destrucción de tu historia que empezará por un rodaje con medios precarios y acabará con una película estrenada de forma testimonial sin promoción de ningún tipo.

Cuando hace siete años (que se dice pronto) a Hernán le propusieron 6000 euros por el guión de ese largometraje su impulso creador y, como nos pasa a todos, su dedicación a varios palos de la escritura y similares le llevaron a caer en las redes de una de estas peligrosas criaturas.

Ese fue un error. Afortunadamente no ha cometido el segundo error en el que caen muchos guionistas que están bajo el influjo de estos depredadores. El miedo. El silencio. Hernán ha contado su caso y ha hablado con Tomás Rosón, el abogado de ALMA, para denunciar y si no cobra lo que le deben al menos recuperar los derechos de su película. Hernán ha clavado una estaca en el corazón de la enfermedad que tenemos que expulsar a toda costa de nuestra industria.

En la nueva Orden Ministerial de la Ley del Cine queda claro que ningún productor podrá cobrar las ayudas sin haber pagado por completo al guionista y a los técnicos y que habrá una lista de productoras “tóxicas” que no recibirán ningún tipo de subvención. Cuando en ALMA propusimos que esta lista fuera también de personas se nos dijo que esto no era posible. Esperamos que desde el Ministerio de Cultura se controle quién está detrás de estas productoras, para que no reaparezcan los mismos carroñeros una y otra vez, y se constituyan las herramientas adecuadas para expulsar a estos parásitos que hacen tanto daño a los guionistas como a los productores honrados.

Tú también puedes colaborar en la extinción de esta especie nociva. Basta con que no alimentes a los nosferatu con tu creatividad.

Cómo decía el personaje interpretado por James Woods en la película “Vampiro$” de Carpenter: “Si alguien te quiere chupar la sangre. ¡Exponlo!”

En ALMA estamos para eso.

Un saludo,

Carlos Molinero.